miércoles, 14 de noviembre de 2007

Barras bravas: "De la violencia a los negocios"

BubbleShare: Share photos - Here comes Halloween!



Imágenes extraídas de:
http://www.blogger.com/www.sobrefutbol.com.ar/wp-content/newells/jpg
http://www.blogger.com/www.muyriver.com.ar/..../02/newells-1-vsriver-2.jpg
http://www.blogger.com/www.grita.cl/numero002/barra2.jpg
http://www.blogger.com/www.lobounsentimiento.com.ar/19-11-06%20gym
http://www.blogger.com/www.primordiales.com.ar/image/hoolig8.jpg
http://www.blogger.com/www.deportivomaipu.com.ar/campania2.jpg
http://www.blogger.com/www.sobrefutbol.com.ar/wp-content/catania%201.jpg
http://www.blogger.com/notas/img/fotofebrero2-0-.jpg



Publicado por Santiago Bianchi

Informe Primera parte

Los hechos de violencia en el fútbol argentino no son nuevos. Más bien, todo lo contrario. El primer caso sucedió el 20 de septiembre de 1931, oportunidad en que se disputó el primer superclásico de la era profesional. River y Boca empataban 1-1 en la vieja cancha que los “millonarios” tenían en Alvear y Tagle cuando, tras un penal sancionado a favor de los Xeneizes, se desataron los incidentes que incluyeron roturas de alambrado e invasión del campo de juego por parte del público, lo que motivó la suspensión del encuentro.
Pero para hablar sobre la expansión de este flagelo es necesario avanzar en el tiempo hasta el final de la década del 50`. Y todo se debió al complejo panorama político-económico que afectaba al país en ese momento. Las barras bravas, en ese momento, estaban integradas por la mano de obra desocupada y marginada de la sociedad que se vio claramente perjudicada por las políticas impulsadas por el Estado. Un segmento del pueblo que rápidamente encontraría su reinserción en el mundo de la mano de varios dirigentes del fútbol, que vieron con agrado la idea de que sus equipos recibieran aliento permanente en todos los estadios del país. Sin dudas, se trató de un gran negocio que extendió sus fronteras con la creación de la Copa Libertadores en 1960. Entonces, los mismos clubes se encargaban de financiar los viajes y la estadía de estos grupos, en las ciudades donde actuara el primer equipo de fútbol.
La cuestión varió en los años seguideros debido a que las barras empezaron a tener mayor autonomía en la toma de decisiones, y también porque un nuevo elemento, como la droga, comenzó a pisar fuerte en los negocios de estos grupos. Demás está decir que el efecto provocado por los estupefacientes empeoró la situación del fútbol. Porque los hechos de violencia recrudecieron en todos los estadios y la lista de muertos, como consecuencia de esos enfrentamientos, se elevó hasta números escalofriantes. Las estadísticas son contundentes: desde 1924 hasta 1968 hubo 90 decesos (72 de ellos en el trágico suceso de la puerta 12, del estadio de River, tras un superclásico que terminó igualado en dos goles). Y desde entonces hasta la actualidad, se registraron 133 muertes. La última ocurrió tras una gresca interna de la barra de Independiente Rivadavia de Mendoza, en la que fue apuñalado Damián Bautista Muñoz. Ya en la década del 70`, las cúpulas de las barras ingresaron en una nueva fase de su desarrollo: estrecharon relaciones con el poder político. Incluso, se especula con que varias barras bravas habrían formado parte de los temibles “grupos de tarea” durante la última dictadura militar. Entre los más sospechados, se ubican los barras de Gimnasia de La Plata.




Publicado por Diego Pucheta

Informe Segunda parte

Ya en los 80`, estrecharon lazos con distintos sindicatos que todavía en la actualidad, los utilizan como fuerza de choque cuando “la mano viene cambiada”. Entre los casos más emblemáticos, se encuentran la barra de Chacarita, que por un extenso período respondió al gastronómico Luis Barrionuevo y la barra de Deportivo Morón cuyos jefes consiguieron puestos de venta de variados artículos frente a la estación de tren, gracias a su relación con el entonces intendente, Juan Carlos Rousselot. Dentro de ese contexto, es imposible dejar de mencionar, al ya fallecido líder sindical Lorenzo Miguel y su “amistad” con la hinchada de Nueva Chicago. Esto trajo dos consecuencias: por un lado, los distintos grupos aumentaron su caudal de ingresos económicos y por el otro, se incrementó el antagonismo entre los diversas facciones, que vieron en los afiches de campañas políticas, en las pintadas y en las calles, un terreno fértil para expandir su poderío.
La última variación llegó con el nuevo siglo. Desde el 2000, las barras vienen mostrando una nueva faceta: la comercialización de su imagen como producto. Los líderes cambiaron hasta su posición social. Ya no son más los marginados del sistema (por lo menos en las barras de los clubes más importantes de la nación). Ahora, pertenecen a familias de buena posición económica. Tal es el caso de Alan Schlenker y Adrián Rousseau, en River; y del actualmente encarcelado Rafael Di Zeo, en Boca. En ambos casos, caracterizados por tener departamentos lujosos en zonas como Belgrano y el centro de Flores. La exposición mediática lograda gracias a la invasión de cámaras que han tenido los estadios de fútbol, les permitieron establecer contactos con distintos medios de comunicación interesados en reflejar su interna. Programas como “Blog”, de Daniel Tognetti, “Crónicas extremas”, de Rolando Graña, o incluso el prestigioso canal BBC, de Inglaterra, buscaron descubrir el mundo subterráneo de las barras; obviamente tras acordar un suculento cachet con los líderes del grupo.
En definitiva, las barras bravas se caracterizan por su doble personalidad. Al principio se destacaban por la fidelidad y la pasión por los colores llevada hasta el extremo. Pero lentamente mutaron en un monstruo imposible de dominar, ayudado por la complicidad de un poder político que, hasta el presente, se ha mostrado reacio a finalizar esa relación.






Publicado por Diego Pucheta



Publicado por Santiago Bianchi

Read More...